*“Ha sabido ponerse los pantalones: Ha llamado pan al pan y vino al vino en tiempos en que hacerlo era casi suicida”.
México DF/Difunet/VM, 16 de
julio.- No podía ser menos. Son sus amigos. Así, Carlos Bracho lo pintó de
cuerpo entero en tres pinceladas, Ignacio Trejo Fuentes resaltó sólo algunas de
sus muchas virtudes, mientras Perla Schwartz lo destacó con un poema. Fueron
los amigos que homenajearon a René Avilés Fabila este viernes en la Universidad
Obrera de México, por sus 50 años como escritor.
“La risa ante todo. El humor.
Las ganas de vivir. La espada y el dardo hirientes. René ha sabido emplear y
ejercer estas facultades inherentes a los hombres sabios”, reveló el Bracho
poeta, amigo del homenajeado desde sus primeros años en el taller de Juan José
Arreola.
Avilés Fabila fue “odiado”
desde sus inicios en la literatura precisamente por una de aquellas virtudes
que pinceló Bracho: “Posee un carcaj de dardos venenosos y flechas incendiarias
(que utiliza en el periodismo y) nos alumbra con la ira y el coraje de una raza
no vencida”.
Pero también se le conoce por
otras virtudes: “la risa es el síntoma del hombre inteligente y astuto; el
humor es propio de cerebros privilegiados y agrego que, las ganas de vivir las
tienen los que saben morir en la raya. La espada y el dardo punzantes sólo los
puede lanzar el hombre que vive la libertad a pleno sol”.
Así recordó también viejas
andanzas con quien en sus propias historias se autonombró como “El Capitán
Lujuria” o “El Águila Negra”.
Trejo Fuentes lo describió
como un hombre infatigable que, supone, duerme poco para poder cumplir con su
larga agenda de tareas como escritor de una columna dominguera en Excélsior,
tres a la semana en La Crónica de Hoy y una más para la revista Siempre!,
además de su cátedra cotidiana en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Xochimilco y la aún larga lista de proyectos literarios, así como su labor como
promotor cultural.
Pero como Bracho, a su maestro
y amigo le reconoció que “René ha sabido ponerse los pantalones: Ha llamado pan
al pan y vino al vino en tiempos en que hacerlo era casi suicida”, refiriéndose
a su narrativa como fueron sus obras El Gran Solitario de Palacio, tras los
sucesos de 1968 y “Los Juegos” donde “descalzonó a la clase cultural de México,
a la mafia, lo que le valió toneladas de enemistades, algunas de las cuales
sobreviven”.
Pero no sólo eso. “Mediante el
humor se ríe de lo que a otros nos haría llorar. Prueba de ello es la novela
titulada Réquiem para un Suicida, acaso una de sus obras más dolorosas y
punzantes. ¿Cómo puede hacerse escarnio de los pobres tipos que se quitan la
vida? Si bien el autor no lo hace de una forma directa, propicia que los
lectores se encarguen de hacerlo”.
Perla Schwartz regaló a Avilés
Fabila y a la audiencia con un poema: René el infatigable:
La pluma recorre el papel
una y otra vez transgrede el
estatus virginal,
han transcurrido cinco décadas
y la pasión de René sigue
intacta.
Narrador y maestro, promotor
cultural,
y ante todo amigo de sus
amigos,
un alfabeto de luz conduce su
pluma,
la pantalla del ordenador es
su extensión.
“Tantadel” y “Odette” no serán
sigilosas,
en tanto que “El solitario de
palacio” lo custodia
en la turbulencia de los
tiempos…
Avilés Fabila agradeció la
cita conmovedora, porque fueron sus amigos entrañables como Perla, Ignacio y
Carlos quienes le rindieron el homenaje en la Biblioteca Vicente Lombardo
Toledano de la Universidad Obrera de México. “Para mí el lugar es
particularmente entrañable, debo haber estado aquí en 1963-64, vivían Lombardo,
desde luego el general (Lázaro) Cárdenas. Era un canalla mi padre, en lugar de
llevarme a Disneylandia me traía con los comunistas”.
“Me recuerda una época que no
viví, pero que sí soñé… La foto data de 1936 y por aquellos años se pensaba que
podíamos llegar a poder transformar las cosas radicalmente. Desgraciadamente no
tenemos de pronto las grandes figuras ideológicas que en el pasado nos ayudaron
a superar obstáculos”, lamentó el escritor, periodista, catedrático
universitario y promotor cultural.
Quizá por aquellas vivencias
primarias al lado de comunistas fue que se agudizó el dardo hiriente de René
Avilés Fabila contra el poder político, presente desde los inicios hasta la
actualidad.
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