Por Cuauhtémoc Mávita E./Periodista
El Bitachi/ Navojoa.- Hace unos días mientras conducía mi automóvil, sintonicé un programa de noticias para enterarme de los sucesos del día. Confieso que me inquietó cuando escuché decir al comentarista radiofónico que él, independientemente de estar consciente de la veracidad o falsedad de los mensajes, tenía la responsabilidad de difundirlos aún cuando se estuviera dañando abiertamente a un tercero.
Su escudo fue la libertad de expresión y el hecho de ser un comunicador o un periodista.
Sin embargo, su postura me pareció sumamente tendenciosa, es decir influenciada por el espíritu de afectar a otro.
Tratándose de un comentario político y el inminente inicio de los procesos electorales, en este caso, su posición fue entendible, pero lo que no es aceptable es que se utilicen los medios de comunicación como armas para difamar y calumniar a la gente.
Por otra parte, si alguien es comunicador o periodista debe entender que se tiene la gran responsabilidad social de informar, interpretar los acontecimientos y formar opinión, sustentado en el conocimiento y la capacidad, la habilidad y la honestidad intelectual. Eso es fundamental. La credibilidad y el prestigio profesional es un patrimonio que no es permisible contaminarlo.
El comunicador y el periodista están obligados a actuar con un alto sentido de responsabilidad y principios éticos.
Esto implica cumplir la diversidad de funciones lo más objetivo que sea posible a partir de la verdad inmediata, pero ello no es una patente para trastocar la función de comunicador a manipulador, y mucho menos difundir hechos sin contar con la información suficiente, ya que al hacerlo se abona el terreno de la especulación.
Actuar con sentido ético, tal como lo establece Luis Ramiro Beltrán (2004) “… es la manera moral de ser y de hacer del periodista regida por su profunda identificación con principios y normas de adhesión a la verdad, a la equidad, al respeto por la dignidad y por la intimidad de las personas, al ejercicio de la responsabilidad social y a la búsqueda del bien común”.
Se está obligado a actuar con un alto sentido de responsabilidad y principios éticos
No obstante, un grupo numeroso de comunicadores y periodistas ha perdido el rumbo, sea por descuido, irresponsabilidad o comodidad.
El maestro de periodismo John Hohenberg, en “El periodista profesional”, decía que los comunicadores y periodistas están obligados a salvaguardar como parte de su patrimonio y cultura tres puntos fuertes: su capacidad, su integridad y su libertad. Si uno de esos puntos se encuentra comprometido, los demás también lo estarán.
Y agregaba que tan pronto como un comunicador o un periodista alcanza cierta estatura en su profesión, descubre que se hacen constantes intentos para desviar su juicio, para ganarlo a un bando o a otro, para persuadirlo a que sus noticias sean un poco tendenciosas. A muy pocos les afectan esas lisonjas. Aquellos a quienes si les afectan, rara vez duran mucho tiempo en el periodismo activo y cotidiano.
En otras palabras, se reconoce que el ejercicio del periodismo dejó de ser un oficio para ser una profesión; esto significa que quien lo ejerza, debe preocuparse por prepararse académicamente y en la vida, y ser portador de una actitud social positiva que le permita desempeñarse como un profesional.
En el ejercicio de esta profesión no deben tener cabida los comunicadores y periodistas cínicos que mienten, lucran y extorsionan. Más cuando el periodismo se encuentra inmerso en un cuestionamiento profundo por la larga cadena de complicidades con el poder económico y el gobierno, la desinformación de que se hace víctima a la sociedad, y el crecimiento de la desconfianza ciudadana hacia los medios de comunicación.
Los comunicadores y periodistas tienen, pues, una amplia responsabilidad en la construcción de la sociedad y una ciudadanía más participativa en su transformación; si se hace caso omiso de ello se estará alimentando la división, los rencores y el odio; mucho se avanzará en esa dirección si se habla o se escribe con una marcada honestidad intelectual.
Correo: casipolitica@yahoo.com.mx
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