* El ex candidato presidencial en 2006, Andrés Manuel López Obrador, pretende en 2012 ser por segunda ocasión candidato de la izquierda mexicana a la Presidencia de la República
Por Cuauhtémoc Mávita E./Periodista
El Bitachi/ Navojoa.- El ex candidato presidencial en 2006, Andrés Manuel López Obrador, pretende en 2012 ser por segunda ocasión candidato de la izquierda mexicana a la Presidencia de la República.
Cree que no sólo puede serlo, sino que también están dadas las condiciones para desplazar de Los Pinos a las élites del Partido Acción Nacional.
Y es precisamente esa posibilidad –ganar la Presidencia- el principal obstáculo que tiene actualmente en su camino para ser candidato. Hay quienes, guiados por la ambición, buscan ser los actores del poder, pero sin el tabasqueño.
En este sentido su principal contrincante no es Marcelo Ebrard Casaubón, jefe de gobierno del Distrito federal, sino el hecho de ganar si la ciudadanía le apuesta a una tercera opción en las elecciones del año próximo, ello a partir de la decepción generada en siete décadas por los gobiernos priístas y en los once en que Acción Nacional ha demostrado con creces como el desgobierno asesina las esperanzas del cambio.
Ante esta realidad, López Obrador tiene que aprender a lidiar con sus adversarios de la izquierda, la derecha y el centro, quienes no quieren sea el candidato.
Uno de ellos es el ex salinista Manuel Camacho Solís, quien “meció la cuna” en la exitosa campaña del perredista en 2006, y quien percibe que son amplias las perspectivas de triunfo de la izquierda, pero en su visión no hay lugar para AMLO como el candidato presidencial, sino para Marcelo Ebrard a quien formó e impulsó desde el salinismo en el ejercicio de la política y el gobierno. El también ex comisionado para la paz en Chiapas, cree que ya pasó el tiempo de López Obrador, y ante lo cual promueve una alianza de partidos y organizaciones de izquierda para frenarlo.
Sin embargo, la opinión generalizada es que la izquierda por sí sola no trascenderá, ya que esta se ha mantenido en el ánimo de la gente en los últimos cinco años en virtud del trabajo y posicionamiento mediático de López Obrador.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), su dirigencia y los grupos que lo controlan, sólo han ofertado divisiones, rencores, malversación de recursos, corrupción, nepotismo y una agria confrontación por la disputa de las posiciones políticas.
Por su parte, el Partido del Trabajo (PT), y el Movimiento Ciudadano –antes Convergencia-, aliados por conveniencia de AMLO requieren de un liderazgo políticamente bien posicionado; el PRD así como está no les garantiza nada, por eso antes de tomar una decisión tendrán que pensar detenidamente, si le hacen caso a Camacho Solís y le dan la espalda al fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Por eso se vuelve importante determinar cuál es el peso político real de la izquierda tradicional sin López Obrador, pero también cuales son los intereses externos que están influyendo para que se designe como candidato a Ebrard Casaubón.
Para la izquierda representada principalmente por el PRD, el que la presidente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, haya externado que su estructura podría apoyar al aún jefe del Distrito Federal, constituye un activo que no debe desperdiciarse, ello a pesar del desprestigio, la cadena de traiciones y la pérdida de calidad moral de la dirigente senetista.
Hay quienes piensan, inclusive, que en esta operación “Ebrardiana” podría estar también el ex presidente Carlos Salinas, ya que independientemente de sus diferencias con Camacho Solís, en el accionar político generalmente lo que se ve no es.
Camacho Solis, supuestamente antisalinista y antipriísta, quien se ha nutrido de ambas fuentes, pretende influir –según él- en la construcción de una candidatura fuerte, para evitar que regrese el PRI a la Presidencia de la República. Y menos si el candidato presidencial priísta es el aún gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, o el senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, este último con el que tiene profundas diferencias y con quien, dicen las crónicas, en más de una ocasión estuvo a punto de liarse a golpes.
En cierta ocasión el ahora senador Beltrones Rivera, me dijo cuan pesado era para el sistema político el exhibicionismo y mesianismo de Camacho Solís. En esos días México se encontraba convulsionado por el asesinato del malogrado candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, así como por las líneas de investigación que se abrieron para dar con el o los autores intelectuales de ese hecho en que se implicó a cientos de personajes de la política nacional.
Para Camacho Solís, todo indica es más relevante el apoyo de la lideresa magisterial que el proyecto de nación que antes impulsara junto con López Obrador. Ahora lo quiere lejos. Por eso el que se abra la posibilidad de ganar la Presidencia de la República se vuelve en este caso contra el llamado presidente legítimo de México. Pero falta por ver que estrategias tiene AMLO y MORENA, así como las organizaciones y partidos que se aglutinen en torno a ese movimiento para participar en la elección presidencial del 2012.
La pregunta es si López Obrador, sin el PRD y los partidos “chicos” logrará movilizar al electorado nacional tal como lo hizo en 2006: Se afirma que la crisis económica, la inseguridad, el temor, pero sobre todo la decepción, dará lugar a que la gente vote por la una tercera opción: LA IZQUIERDA. Y esa izquierda probablemente no está en el PRD, sino entre los 56 millones de pobres y las mentes progresistas que están dispersas a lo largo y ancho del país. (www.horizontesur.com)
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