“La Patria solamente sirve para los ricos”. Ricardo Flores Magón, 1874-1922, periodista y político mexicano.
Por Juan Roberto Valdez Leyva
El Bitachi/ Navojoa.- En muchos lugares hay que descubrir la red de agua potable, cavar un hoyo justo debajo de la llave, colocar una cubeta y con suerte se podrá disponer del vital líquido.
Otros más privilegiados tienen cisterna, tinaco en la azotea o peor aún: un motor y una bomba conectada directamente a la tubería para succionar arbitrariamente el agua que debiese ser para todos.
Con frecuencia los primeros cuadros de las ciudades lucen impecables, no así las colonias populares donde la basura llega a acumularse y engusanarse ante la ausencia de los carros recolectores o las periferias y drenes se convierten en auténticos basurones municipales, ante la indiferencia y desprecio de quienes deberían brindar soluciones al respecto.
Las calles lucen maltrechas en su gran mayoría, no así donde los más afortunados tienen sus propiedades y sus intereses económicos.
Las escuelas públicas, en un alto porcentaje, presentan grave deterioro en su infraestructura; para otros existen opciones educativas fuera del alcance económico de los pobres.
Para unos cuantos el concepto y entendimiento de la justicia es un cheque y chasquear los dedos, para la inmensa mayoría es un viacrucis.
Por lo mismo, cada día son más los que optan por violentar la legalidad con sus sabidas y graves repercusiones para la convivencia social.
Unos se jactan de tener las manos limpias, otros las tienen encallecidas y sucias por el arduo trabajo diario que les permite sobrevivir.
Los privilegiados consiguen permisos hasta para instalar un casino y desplumar incautos, a un pobre le complican la vida hasta para poner un changarrito.
La mayoría pagamos elevadísimos precios por consumo de energía eléctrica doméstica o comercial, otros tienen sus casas refrigeradas gratuitamente como un logro sindical.
La derechohabiencia del IMSS, ISSSTE o Seguro Popular recibimos Naproxen o Ácido Acetil-Salicílico ante cualquier síntoma o diagnóstico, sin mencionar las graves deficiencias en material quirúrgico, camas y hospitales; pero los funcionarios tienen seguros de gastos médicos para atenderse en el extranjero inclusive.
El pueblo se mueve a las buenas de Dios, pero los políticos no dan un paso sin su convoy de guaruras.
¡Trabajo, fuentes de empleo! Clama la gente, ¡y bien remunerados!
Al de abajo lo atiborran con trabas tan absurdas como “su copia fotostática está mal.”
“Necesitamos su documento original, tiene que ir a rectificar su acta de nacimiento, le faltaron más cartas de recomendación, aquí falta un sello, las fotografías que trajo no están bien, le faltó despejarse más la frente, descubrirse las orejas, es que trae aretes, era de cuerpo entero, necesitamos también su pasaporte mexicano aparte de su credencial de elector, su visa si es posible, la solicitud es por internet, solo damos veinte fichas diarias, necesita madrugar más o si puede duerma en la banqueta para que alcance turno, la oficina ya cambió de domicilio, tiene que ir a pagar al banco, marque al 01 800…no vino el doctor que la consulta, no podemos darle medicina ni especialista subrogado, no hay incapacidades, tampoco servicios de urgencias, necesitamos su carnet, es necesario que presente sus últimos 5 comprobantes de pago, resultó robado su vehículo, la serie no corresponde, acuda al cajero automático, necesita dos testigos, traiga la factura para comprobar que es propietario, necesita 3 años de experiencia para aspirar al puesto vacante, el título”…y un largo etcétera, terrible de enumerar.
¡Ah! Pero muchas de estas cosas cambian si se denota la posición social, el apellido o la recomendación.
Y mientras los súbditos avanzan penosamente a la categoría de ciudadanos, los virreyezuelos de la subclase política que nos desgobiernan, están exigiendo a través del IFE, la friolera de 16 mil millones de pesos para despilfarrarlos en el próximo 2012.
¡Cuánta razón tuvo el piloto inglés Ken Hubbard cuando sentenció: “Si algo detesta un funcionario público, es servir al público.”
¡Ouchs!
No obstante, sé que hay honrosas excepciones y más cuando recuerdo que en cierta ocasión que acudí a la Agencia Fiscal de Navojoa, una amable jovencita me recibió diciendo: - ¿En qué puedo ayudarle? Dígame, lo atenderé con gusto porque a mí me pagan con sus impuestos.
¡Órale!
En serio que con más actitudes de esas, podemos transformar a México.
Buen día.
Correo: juanrobertovl@hotmail.com
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