* A escasos días de que inicie oficialmente la contienda electoral de 2012, la arena política es invadida por líderes y organizaciones que surgen, la mayor de las veces, para “ambientar” estos procesos.
Por Cuauhtémoc Mávita E./Periodista
El Bitachi.- A escasos días de que inicie oficialmente la contienda electoral de 2012, la arena política está siendo invadida por líderes y organizaciones que surgen, la mayor de las veces, para “ambientar” –no les veo otro propósito- estos procesos. Son los tradicionales líderes y organismos parasitarios que, como se dice popularmente, sólo se acercan al nopal cuando tiene tunas.
Lo curioso es que siempre encuentran quien los contrate y, por supuesto, los financie. Son, en alusión, al político italiano Alcide De Gasperi, hombres de rapiña. Y vaya que saben lucrar con esa pizca de poder social y político.
Por eso hablan y actúan de acuerdo con las reglas que les impone el contratante. Lo grave es que quien o quienes requieren de sus servicios, lo hacen generalmente para crear infiernos o venderle paraísos inexistentes a la gente.
No es de extrañar, pues, que al calor de las movilizaciones propias de la sucesión presidencial y los reemplazos en el Congreso de la Unión , las legislaturas locales y los ayuntamientos, los políticos interesados en las candidaturas y todo lo que de ello proviene, estén prestos a sumar a cuanto líder parasitario detente un capital político.
En otras palabras, los hombrecillos que subsisten recogiendo las migajas que caen debajo de la mesa de quienes usufructúan el poder político y económico, se aprestan para obtener la mejor tajada del llamado año de Hidalgo, por aquello de que se vaya a freír espárragos el que no se aproveche y todavía deje algo.
Una situación que es lamentable, más cuando los recursos presupuestales de los que se echa mano, tienen su origen en un alto porcentaje en los fondos públicos, es decir del dinero que los gobernados le hemos confiado al Estado.
Se manipula y se engaña a amplios sectores de la población que son víctimas de la marginación y la pobreza, el abandono y la ignorancia. El sistema político, los partidos, los gobernantes, son sino responsables directos, si corresponsables de esta maldición de la democracia.
Cada tres o seis años se elaboran eslogan para vender al o a los candidatos de la esperanza, del ahora sí…, muchos de ellos con un historial de corrupción y deshonestidad, o con expedientes abiertos por haber transferido a sus cuentas bancarias los montos aportados por los contribuyentes. Los dirigentes parasitarios y sus membretes se convierten en voceros de esas conductas, pero maquilladas para que la población no mire a la bestia. Son casos de excepción quienes no caen en ese juego.
Y es que los malos líderes y sus organizaciones se transforman en jilgueros. Su actuación, tal como sustentara Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Adolf Hitler: una mentira repetida mil veces termina por ser verdad, tanto así que los mismos protagonistas se la creen.
Precisamente, hace unos días en una conversación con un dirigente de una organización nacional obrera y campesina, me remachó, quizás con el ánimo de que no lo olvidara, que la política es un negocio, y en este ganan quienes han aprendido ese principio. Pero para que sea redituable, hay que saber negociar con los que tienen el poder político y económico. En este proceso la gente no es importante, sino los acuerdos y la capacidad que se tenga para cumplir con los compromisos contraídos con quien solicita los servicios. Y él dijo estar listo para venderse.
Este estado de cosas, pues, vuelve predecible lo que los operadores políticos van a hacer para contrarrestar los efectos, por ejemplo, de una campaña propagandística que no favorece los intereses de grupo, de un partido político o de un sistema de gobierno. Siempre habrá quien se preste a ser actor en esta comedia que no tiene más fondo que distraer la atención de los gobernados. En 2012 van a multiplicarse esos actores.
Pero por si acaso, en El camino del líder de David Fishman, se establecen algunos principios para conocer a los malos líderes o a los líderes parasitarios: se preocupan solo por si mismos, deciden u ordenan sin preguntar, promueven la dependencia y concentran el poder; buscan lo peor, las debilidades de su gente, solo buscan reconocimiento para ellos, piensan por su gente, le dicen a su gente lo que quieren escuchar y generalmente ocultan la verdad, y creen que el fin es lo único que importa.
En fin: si el fin justifica los medios, entonces los líderes parasitarios tienen la puerta ancha para “en el año de Hidalgo… (palabras indescifrables), el que deje algo”.
Por eso estamos como estamos.
Correo: casipolitica@yahoo.com.mx
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