El Color del Bitachi
El Bitachi/ Navojoa.- El olor del pueblo inmediatamente se percibía, fruto de la humedad y el calor extremo.
Esta vez no hubo portero que impidiera la entrada al lugar. En el interior niños y adultos procuraban agarrar la primer silla disponible. A nadie importaba en donde estaban y el significado que representó su presencia ahí.
El líder ejidal, la señora indígena portando entre sus manos el rebozo viejo y despintado, la profesora con sus grandes lentes oscuros, a ninguno le importó o tan siquiera reflexionó el significado de estar en donde estaban. ¡Era el Casino Social de Navojoa!.
Todos ellos formando parte de las Juntas Municipales de Participación Ciudadana, procedentes de los municipios de Navojoa, Etchojoa, Huatabampo, Álamos y Benito Juárez, que fueron invitados por el Gobierno del Estado al lugar, en donde habrían de rendir protesta.
Sede de importantes actos de la “high society” o gente “VIP”, como el “Baile de Debutantes”, o incluso el famoso “Baile del Blanco y Negro” o algún otro evento a favor de los pobres, esta vez se dejó la ropa de marca y los olorosos perfumes para dar paso a la gente común, al ciudadano que vive al día, a los pobres, pues… ¡hasta para el estatus llegó la democracia!.
¿Quién fue el culpable de la mancilles de este suntuoso y mucho tiempo inaccesible lugar para la persona común y corriente?... ¡Eduardo Bours!. Para nadie es un secreto que durante su administración sostuvo varios eventos con todos los sectores sociales de la región en ese lugar.
Fue él quien abrió las puertas del hasta entonces exclusivo sitio a los actos masivos y a la gente común, al asalariado que por primer vez pudo conocer el famoso Casino Social de Navojoa y, de paso, hasta degustar algunos de los platillos que suelen servirse en los actos realizados en ese lugar.
Los viejos navojoenses aún recuerdan un hecho histórico, supuestamente ocurrido en esas instalaciones, cuando un embajador de un país africano que visitó Navojoa no pudo ingresar al Casino por que simplemente no era socio.
Hoy eso quedó atrás. El pueblo y la democracia han invadido el recinto. Aunque todavía queda el detergente y el cloro para quitar rastros, e incluso hasta las limpias, como la que mandó hacer en la Presidencia Municipal de Etchojoa un alcalde de oposición en su primer día de trabajo. Trajo primeramente al cura del pueblo para bendecir el recinto y poco después llegó un brujo trayendo consigo ramas de álamo, el árbol sagrado de los Mayos. El tipo prendió fuego al incienso y en pocos minutos la oficina del flamante Alcalde, médico de profesión, estaba invadida por el humo que habría de sacar los malos espíritus y vibras negativas dejadas por su antecesor.
Las exclusividades quedaron atrás, nomás es cuestión que vaya al Mercado Municipal y verá lo que le digo, hoy todo funciona con dinero.
Hoy el apellido y el linaje ya no importan, ahora se trata de rendirle pleitesía al poder económico y político, y en este último se consigue con votos y éstos son de la gente. Los nuevos aires de igualdad llegaron a Navojoa finalmente. Que no le extrañe que un buen día alguna chica de apellido Yocupicio, Bacasegua o Anguamea pueda festejar su cumpleaños o su boda en el afamado Casino Social… ¡Que viva la liberté, égalité y fraternité!.
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