“A GLORIA”
(Dedicada a la Maestra Ana Gloria Ramírez de los Reyes, tras su partida terrena.)
Tu solo nombre enseñándolo todo, salvación, cielo y delicia, alguien que alcanza la gloria, alcanza el cielo. Buenaventura, honor y celebridad, entregada a los suyos y a los ajenos, abnegada y callada, amorosa, madre, hija, esposa y hermana.
Entregada a los suyos y a los ajenos, dejo caer mis letras bañadas de dolor, y tras ellas corretea sin cansancios, un amor de hermano, y en ellas se oculta tímida una lágrima parida del dolor.
Extiendo mis brazos y allá en lo lejano parezco observarte, teniendo tan cerca tu hermosa sonrisa. Me veo marcando mis pasos sobre aguas y tú te me pierdes, tras del horizonte, teniéndote en otras muy cerca de mi alma.
Siglos me parecen desde que tu esencia pareciera irse, mas sin embargo, sin permiso entras a mis añoranzas, a todos mis recuerdos. Ya no quiero sobre algodones construir un sueño de que el tiempo apachurre Quiero realidades, ya no te me alejes, síguete conmigo. Vuelvo luego yo a aceptar designios divinos.
¿Y en tu casa de las soledades? ¿Y en tu campo santo de las realidades? Más me consuela que mis arterias tengan tu sangre de hermana. Mis voces pronuncien un Gloria de amor. Y estás conmigo cuando ya es de noche y cuando alborea otro nuevo día, estarás conmigo en mis alegrías de los años idos. En mis presentes días que hieren cual dardos, estarás conmigo aun que te hayas ido, o aun, pese a haber partido. No estarás ausente ni tampoco sola… me toco y te siento, me hablo y te escucho, te amo hermanita.
¿Recuerdas los juegos de niños saltando los montes, riendo con la vida? Así mi hermanita, seguirás bordando estas risas de niños, sin que el tiempo aplaste tanta inocencia, sin que el olvido mate a tantos recuerdos.
Ni torbellino, ni apresuramientos, tuviste la calma que guardan las olas para juguetear en tiempos al tiempo. Y allá en la orilla muy junto a la mar tu barca me espera y allá jugaremos yendo tras la luna sobre olas felices. Y allá tus hermanos construiremos mil sueños con cantos gloriosos muy llenos de gracia, de gracia divina.
¿Qué si ya no estás? ¿Qué si te encerraron debajo del suelo? ¿Qué si los silencios son solo tus dueños? Nada me expreses, sangre de mi sangre, ni la pesada tierra impide tenerte mi niña de luces, no digas palabras, te entiendo tu idioma; Si seria estás es que ya no sufres el dolor de vida. Si callada estás, es que tienes en tus labios la verdad divina Si ya no miras, ni hablas, ni ríes, es que ya lo hiciste y dejaste huella de Madre amorosa, de hija entregada, de esposa abnegada, de hermana ejemplar.
Y allá en las alturas veo tantas luces y entre mil estrellas sólo una de ellas se parece a ti. Y allá en lo lejano el sol ya se pierde, la mar me lo esconde, la tierra lo oculta, sólo tú mi hermana estás siempre en mi.
Muchas letras marco bajo mis toques en computadora, llevan ellas huellas de humedad doliente, cada verso sale cual ráfaga hiriente, fluye de mi entraña y vuelve a dañarme. Cada estrofa la hago pensando en lo nuestro, lo tuyo, los tuyos, tus críos tan fuertes.
Y allá con el tiempo la senda preciosa que heredó tu vientre Se iluminará de cantos, de cunas y risas. Y yo como hermano volveré a encontrarte en las voces de ellos, en los ojos de ellos, en el todo de ellos. Y yo como hermano seguiré tu huella… Y yo como hermano seguiré tu huella…
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Gloria Ramírez de los Reyes (Q.E.P.D.) | |
Tu hermano Arnoldo R. de los Reyes |
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